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Agricultura
REPRODUCCIÓN
Métodos - 6ª parte
Reproducción asexual o vegetativa (continuación)
Acodos
l acodo es un sistema de enraizamiento muy útil cuando se desea propagar especies difíciles por otros métodos. Consiste en pelar la corteza en el extremo de una rama hasta llegar hasta la capa denominada del xilema (vasos leñosos que transportan la savia) y así interceptar los nutrientes que circulan por ella. A continuación se rodea esa zona desnuda con esfagnos (musgos típicos de las turberas), y se cubre con plástico para mantenerlo compacto y evitar la pérdida de humedad.
Tras un tiempo, en el interior del musgo brotan raíces; cuando el volumen de raíces es suficiente se corta la rama por debajo de la zona descortezada, y ya se puede plantar en una maceta o en el lugar del jardín que hayamos decidido.
Acodado de una rama para obtener raíces.
Órganos bulbosos
Muchas plantas ornamentales de gran belleza se reproducen mediante órganos subterráneos que tienen la propiedad de vegetar, como los bulbos, cormos, rizomas, etc.
Los bulbos constan de un disco basal y una masa de hojas que envuelven y alimentan vegetativamente una yema de tallo corto asomando por su ápice. La yema desarrollada puede formar una nueva planta. Los bulbos pueden ser tunicados y escamosos; los primeros tienen bases superpuestas de forma semejante a una cebolla; los segundos tienen bases imbricadas y carnosas.
Ejemplares de bulbos
Los pequeños brotes que emiten los bulbos pueden ser separados para la multiplicación de nuevas plantas. Algunos bulbos, los llamados cormos, no están recubiertos de escamas, sino de hojas secas, pero son físicamente muy parecidos. Otros órganos subterráneos, los rizomas, son en realidad raíces que se desarrollan horizontalmente, y que presentan yemas susceptibles de dividir para la reproducción. Algunas plantas bulbosas típicas son los narcisos, orquídeas, gladiolos y tulipanes.
Clonados o cultivos de tejidos
Los cultivos de tejidos o clonados son técnicas de multiplicación vegetativa innovadoras. El proceso consiste en preparar un líquido de sales y aminoácidos esenciales muy nutritivos en una solución mucilaginosa de agar, que una vez esterilizado se reserva.
Los tejidos que deseemos cultivar deben proceder, preferentemente de las zonas vasculares de raíces y tallos, pero libres de cualquier contaminación microbiana. Se cortan secciones de éstos y se introducen en el medio líquido; se cierran y se dejan en lugar y ambiente controlado. Tras un tiempo, se ha desarrollado un callo, el cual se corta en pequeños fragmentos (siempre en forma aséptica), y se pasan a un medio rico en fitohormonas (auxina), las cuales estimulan la formación de raíces. Una vez desarrolladas las raíces ya se pueden plantar en un lugar controlado, como un invernadero.